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Cirugía plástica y reconstructiva

Aunque considerada una especialidad orientada por la técnica y multirregional, la cirugía plástica es en esencia un campo de resolución de problemas. El entrenamiento de un cirujano plástico le permite ver los problemas quirúrgicos desde un ángulo diferente y seleccionar de una variedad de opciones, aquéllas que resuelvan determinados problemas quirúrgicos. Los cirujanos plásticos reciben un entrenamiento muy amplio y muchos tienen residencias completas en otros campos, como la cirugía general, otorrinolaringología, ortopedia, urología o neurocirugía. Recientemente se han integrado otras modalidades de entrenamiento y subespecialidades quirúrgicas dentro de un programa más ambicioso.

Los principios básicos de la cirugía plástica son el análisis de un problema quirúrgico, la planeación minuciosa de los procedimientos, una técnica precisa y la manipulación atraumática de los tejidos. La alteración, recubrimiento y transferencia de piel y tejidos relacionados son los procedimientos realizados más comunes. La cirugía plástica puede encargarse del cierre de heridas quirúrgicas, en particular, de heridas recalcitrantes como las que se producen después de radiaciones o heridas de cicatrización pobre en pacientes inmunocomprometidos. La cirugía plástica también se encarga de la remoción de tumores de la piel, la reparación de tejidos blandos lesionados como los quemados, la corrección de deformidades adquiridas o congénitas, o la mejora de características cosméticas indeseables. La cirugía craneofacial y de manos, que también se trabaja dentro de la plástica, requiere entrenamiento quirúrgico adicional.

En el último cuarto del siglo pasado, el incremento del conocimiento anatómico y el desarrollo de muchas técnicas nuevas produjeron cambios importantes en la cirugía plástica. Ahora se sabe que en muchas áreas el riego sanguíneo de la piel se deriva sobre todo de vasos que nacen de los músculos subyacentes y de grandes vasos sanguíneos perforantes más que de vasos solitarios del tejido subcutáneo, como se pensaba. La transferencia en una etapa de grandes áreas de piel, fascia y tejido muscular puede lograrse si el pedículo axil de la fascia del músculo subyacente se incluye en la transferencia. Con el uso de técnicas microquirúrgicas, pueden transferirse con éxito unidades musculocutáneas o combinaciones de hueso, fascia, músculo y piel, y pueden repararse vasos y nervios menores de 1 mm. Los así llamados trasplantes de colgajos libres son un avance mayor en el tratamiento de defectos que en el pasado fueron intratables o que requirieron procedimientos extensos y en múltiples etapas. El conocimiento más detallado del aporte sanguíneo de la piel introdujo el concepto de los colgajos perforantes, por medio del cual se identifica un vaso para que pueda irrigar un segmento grande de la piel y el tejido subcutáneo suprayacentes. De manera similar, el concepto de colgajos neurocutáneos dio origen al diseño de territorios de colgajo adicionales, como el del colgajo sural en la parte baja de la pierna y el del colgajo radial sensible en el antebrazo.

Un avance notable en la cirugía craneofacial lo representó la introducción de la osteogénesis de distracción, la cual fue tomada del principio de distracción de Ilizarov. Se realiza un corte cortical en el hueso y se aplica un aparato de distracción de manera que el hueso es estirado para compensar una discrepancia de longitud o transportado para regenerarlo en una cavidad resultante de una pérdida ósea en cantidades medidas (de manera habitual, 1 mm diario). En la cirugía craneofacial, es más común aplicarlo para alargar o causar sobrecrecimiento de áreas como la de una mandíbula subdesarrollada.

Áreas adicionales en las que también participa el cirujano plástico incluyen el alotrasplante, en particular con el incremento en el número de alotrasplantes clínicos de extremidades, los cuales desafortunadamente todavía requieren inmunosupresión.

 

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