Según los expertos, las operaciones de cirugía estética a veces esconden complejos y trastornos psicológicos que deben ser descubiertos y tratados. En el mes de la salud mental, recordamos algunos aspectos a tener en cuenta antes de someterte a una operación de este tipo.
Las personas con cierto grado de adicción a las operaciones estéticas suelen ser personas con unas ideas de perfección determinadas, dañinas en algunos casos, que pueden provocar ansiedad y que deben ser tratadas. Así se ha expresado
No aptos…
- No son buenos pacientes para cirugía estética aquellos con una imagen pobre de sí mismos, basada únicamente en su aspecto físico.
- Las personas que por su juventud aún tienen aspectos físicos que desarrollar.
- Las personas impulsivas o con tendencia a la temeridad.
- Aquellas con tendencia a tomar decisiones poco razonadas o bajo la influencia de terceros.
- Las personas sensibles al rechazo o socialmente mal adaptadas y con la creencia de que ganarán habilidades sociales tras la intervención.
Aptos…
- Personas con una autoestima sana y un concepto del yo lo suficientemente estable como para no depender de factores externos como el aspecto físico únicamente.
- Personas sanas desde el punto de vista psicológico y físico, capaces de discernir con claridad si los beneficios de la intervención son mayores que los riesgos que conlleva.
La clave del sí, en las expectativas
¿Qué esperas tú de una operación estética determinada? Esta pregunta es esencial tenerla en cuenta a la hora de determinar si un paciente es o no apto para someterse a este tipo de operaciones. La clave está en las expectativas, que deben situarse en un nivel estético y no psicológico. El hecho de modificar algún aspecto puntual de nuestra imagen no es algo negativo si previamente hemos aceptado y trabajado nuestras expectativas.
También es importante que todas las personas que vayan a someterse a una intervención de cirugía estética se sometan a un estudio psicológico, por parte de un profesional de la psicología, para que averigüe si la persona es estable emocionalmente y no carga con ninguno de estos trastornos psicológicos:
- La dismorfofobia, que según explica Amaya Terrón es una creencia obsesiva o una preocupación personal exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico y que es prácticamente imperceptible para otra gente.
- Otro problema que se esconde detrás de la intención de someterse a una intervención es la aceptación social.
3. También existen ciertos complejos que atormentan a la persona la cual les da un valor sobredimensionado y de ahí el malestar que producen. Como pensamientos distorsionados que son, pocas veces tienen que ver con la realidad del individuo y realmente es la propia persona la que ha exagerado ese complejo y le ha dado importancia superior a la debida.